La tradición popular de Santos Vega fue recogida y reelaborada un sinnúmero de veces por distintos autores desde distintas modulaciones estéticas, enclaves ideológicos y registros lingüísticos: de Bartolomé Mitre a Hilario Ascasubi, de Eduardo Gutiérrez a Rafael Obligado y de este a Ventura Robustiano Lynch. En 1872, radicado en París, Hilario Ascasubi(1807-1875) retoma un proyecto literario que había iniciado en 1850 y publica un extenso poema bajo los auspicios de la imprenta de Paul Dupont: Santos Vega o los mellizos de La Flor. Rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y en las praderas de la República Argentina. (1788 a 1808). Editado parcialmente en dos entregas en El comercio del Plata, la nueva versión del poema amplifica los dos mil versos iniciales por más de trece mil versos en su texto definitivo. 1872. mientras que este año es la fecha de publicación de «El gaucho Martín Fierro» (la primera parte del poema de José Hernández), 1872 señala también la aparición en París de Santos Vega o los mellizos de La Flor, correspondiente al autor de las trovas atribuidas a Paulino Lucero y Aniceto el Gallo. Si se quiere, los dos textos marcan un punto de viraje y un desprendimiento de los códigos y las convenciones que dieron a luz al género gauchesco con Bartolomé Hidalgo en un contexto muy preciso. determinado por las Guerras de la Independencia. 1872 de algún modo, prescribe el punto nodal de aquellas condiciones de transformación y de uso del género con respecto a los modelos heredados.