Mar del Plata ya estaba en el centro de la atención de los sectores dirigentes de Buenos Aires y del país por la importancia de sus tierras y ganados, lo que favoreció su desarrollo como una ciudad veraniega destinada a la elite dirigente finisecular. Este proceso se apoyó en una sólida base de actividades rurales y en las vinculaciones políticas y sociales de los propietarios de estancias vecinas, lo que permitió la convivencia de dos realidades urbanas complementarias: la local y la veraneante. Este libro expone los momentos que precedieron a ese despegue, destacando los obstáculos que debieron superarse y las instancias y factores que lo hicieron posible.
La obra examina la secuencia de ocupación del territorio desde el 1700, las características de su población y la apropiación de tierras públicas por parte de figuras destacadas de Buenos Aires, desde mucho antes de la llegada del turismo.