Sumergidos en Aguamarina: Una Inmersión en el Mundo de Nandon


Al ingresar a la muestra «Aguamarina», presentada por el artista Nandon en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata, nos encontramos inmediatamente atraídos por una atmósfera sensorial que parece desafiar los límites entre el arte y la experiencia cotidiana. Desde el primer vistazo, la obra de Nandon irrumpe con una paleta de verde aguamarina que, como un océano profundo, invita a la contemplación y a la inmersión total en un universo que se despliega ante nosotros con una fuerza casi hipnótica. Este color, que se adhiere a las paredes y a los objetos expuestos, no solo actúa como un mero fondo, sino como un elemento que atrapa y sumerge al espectador en una narrativa visual poderosa.

Al ingresar al espacio expositivo, el espectador es inmediatamente atrapado por la monumental figura mitológica de un tritón, que no es otro que el propio Nandon reimaginado como una deidad marina. La figura mitológica, que sostiene un tridente, parece custodiar el universo que ha creado, simbolizando un espacio donde su influencia y visión son omnipresentes.
Este auto-retrato, que se despliega en la pared principal de la sala, también sirve como una crítica irónica al poder y a la vanidad del artista (y a cualquier persona que ejerza el poder) en un mundo donde el ego nos convierte en señores supremos de nuestros propios mundos.

La obra se extiende más allá del mural, con dos exhibidores que contienen arena y objetos. Hay un cofre que emerge de la arena como si fuera un tesoro que el mar arrojó a las costas de este mundo onírico. Muchos de los elementos, presentados en tonos de verde agua y rojo (que podríamos denominar para esta altura colores Nandon), parecen evocar los souvenirs que pueblan las tradicionales tiendas de la costa de Mar del Plata, donde lo kitsch, lo popular y lo masivo se funden con la identidad de los veraneos marplatenses. Las frases que acompañan estos objetos, como «Vendo mi ego» y «Soy mi nueva pasión», critican abiertamente el consumismo y la superficialidad, pero también funcionan como pequeños haikus callejeros con frases breves que detrás del humor que muestran a primera vista, pueden estallar sorpresivamente en nuestro interior hasta convertirse en una especie de mantras existenciales (Soy Esto)(Todo lo bueno tiene algo malo).

Nandon y el Pacto Faústico: Una Lectura Satírica

La obra de Nandon también presenta interesantes paralelismos con el mito de Fausto, tal como lo representa Goethe. En la leyenda, Fausto vende su alma al diablo a cambio de conocimiento y poder. Nandon, a su vez, propone una especie de pacto faústico contemporáneo, en el que el ego se convierte en la moneda de cambio. Sin embargo, el enfoque de Nandon es claramente satírico y crítico. Al igual que el arte pop, que trivializó los objetos de consumo, Nandon trivializa el ego, revelando su carácter superficial y vacío.
La frase de Nandon «Planteo el ego como si fuera un nuevo servicio o producto» se alinea con las reflexiones de Baudrillard sobre la hiperrealidad, donde los límites entre lo real y lo simulado se desdibujan. En este contexto, el ego se transforma en una construcción social, un producto que se puede comprar y vender en el mercado de las identidades.

El Arte como Juego y Provocación

El uso de la palabra es otro componente crucial de la experiencia que Nandon ofrece. En un panel dispuesto para que el público pueda escribir sus impresiones y reflexiones, se genera una interacción que trasciende el mero acto de observar. Este espacio de participación invita a los asistentes a contribuir al diálogo, germinando en el inconsciente una frase o una idea que puede florecer en múltiples interpretaciones. En este sentido, Nandon se alinea con la tradición del arte conceptual, donde la idea se convierte en el eje central de la obra, desafiando las nociones convencionales de autoría y propiedad.
Nandon, al igual que muchos artistas contemporáneos, concibe el arte como un juego, una provocación que invita al espectador a participar en la construcción del significado. Esta idea encuentra eco en las teorías de Michel Foucault sobre el poder y el conocimiento. Para Foucault, el conocimiento no es algo objetivo, sino que está siempre ligado al poder y a las relaciones sociales. El arte, en este sentido, se convierte en un espacio de resistencia y de subversión, donde se pueden cuestionar las normas y los valores establecidos. Nandon dice «Me gusta sacarle la solemnidad al arte» y aquí refleja esta actitud lúdica y provocativa. Al invitar al espectador a participar en la creación de la obra, Nandon democratiza el arte y lo convierte en una experiencia más accesible y menos elitista.

La atención del espectador es capturada de inmediato, y no es difícil comprender el por qué. La obra de Nandon, con su vibrante colorido y su complejidad temática, logra que cada visitante no solo observe, sino que también se sienta parte de un proceso creativo en constante evolución. En este entorno, el artista no se presenta como un dios distante, sino como un guía que invita a la reflexión crítica sobre el papel del arte en la sociedad contemporánea. La ironía de su figura mitológica, que alude a las grandes tradiciones artísticas, se convierte en un comentario mordaz sobre la búsqueda de relevancia en un mundo saturado de imágenes y mensajes superficiales.

«Aguamarina» no es solo una muestra que se puede visitar, sino una experiencia que invita a la inmersión en un mundo de reflexión, crítica y participación. Nandon, a través de su obra, nos recuerda la importancia de cuestionar nuestras propias percepciones sobre el arte, el consumo y el ego, sugiriendo que quizás la verdadera esencia del arte radica en su capacidad para conectar, provocar y transformar. Así, al recorrer esta instalación, el público se convierte en parte de un diálogo que trasciende el tiempo y el espacio, reafirmando la relevancia del arte en la construcción de nuestro entendimiento del mundo.

Título de la muestra: Aguamarina
Artista: Nandon
Fecha: 8 de agosto / 30 de agosto de 2024