Venus y Adonis

Venus y Adonis es el primer poema escrito por Shakespeare que conocemos. El poeta tendría alrededor de treinta años. Le alcanzan para conocer la desatada pasión de una diosa mujer por un muchachito insensible a sus encantos, las artes y escondrijos del amor, sus celos y aprensiones, los conflictos de la adolescencia, el mito clásico, el tópico renacentista
de la persuasión para usar y hacer fructificar los dones.
Shakespeare se aparta
radicalmente de las fuentes clásicas al hacer de Adonis un jovencito en quien todavía no se mostraría la apetencia sexual. El travestismo, los disfraces y las situaciones equívocas de las Comedias están germinalmente aquí. Pero la muerte de Adonis, la gratuidad del mal, el ensañamiento del dolor que podría
caracterizar a Rey Lear; en fin, la atmósfera de las Tragedias también se vislumbra en el poema.
Miguel Ángel Montezanti ha seguido el patrón estrófico de la sextina empleada por Shakespeare aunque adaptándola al patrón métrico del
endecasílabo español. Su labor se erige entre nosotros como nueva contribución para el conocimiento de este poema, que ya había sido
vertido al castellano por inspirados traductores argentinos.